Maximiza la recuperación de radiolesiones y garantiza la seguridad oncológica

Radiolesiones y Oncología: la OTHB acelera la reparación de neuropatías y necrosis inducidas por radiación en cabeza, cuello y cerebro, alivia la necrosis laríngea y asegura un perfil oncológico seguro, con protocolos basados en evidencia clínica.

RADIOLESIONES Y ONCOLOGÍA

o2 Bajo Presión

 la OTHB acelera la reparación de neuropatías y necrosis inducidas por radiación
 la OTHB acelera la reparación de neuropatías y necrosis inducidas por radiación

Cuando la radiación deja cicatrices invisibles, la Oxigenoterapia Hiperbárica activa la reparación silenciosa: reduce fibrosis, protege nervios y devuelve al cuerpo irradiado su capacidad de sanar sin miedo.

La radioterapia es fundamental para tratar cánceres de cabeza, cuello y sistema nervioso central, pero puede dejar secuelas crónicas como neuropatías, necrosis de tejidos blandos (laringe, encéfalo) e incluso amenazar funciones vitales y calidad de vida. La Oxigenoterapia Hiperbárica (OTHB) ha demostrado ser un coadyuvante clave para revertir el daño radioinducido, acelerar la recuperación funcional y mantener un perfil de seguridad oncológica impecable.

El alivio de Marta tras 40 sesiones

Marta, de 58 años, sobrevivió a un cáncer de laringe tratado con radioquimioterapia, pero presentó necrosis laríngea grado 4: afonía, dolor y riesgo de laringectomía. Se le pautaron 80 sesiones de OTHB a 1,45 ATA durante 60 minutos diarios. Recuperó movilidad laríngea, mejoró la voz y evitó la cirugía mayor, transformando su pronóstico y calidad de vida.

Explicación clínica y fisiopatología

Las radiolesiones surgen por daño isquémico, fibrosis, inflamación y muerte celular en nervios, mucosas, cartílagos y huesos, dificultando la curación espontánea. Las neuropatías radioinducidas (como plexopatía braquial y neuropatía óptica) resultan de fibrosis perineural y daño axonal; la necrosis laríngea se manifiesta como disfagia, ronquera, estridor y condritis tardía, hasta 12 meses tras la radioterapia.

Protocolo OTHB

El tratamiento con OTHB debe iniciarse lo antes posible tras la aparición de síntomas de radiolesión (paresia, dolor, afonía, hallazgos radiológicos de necrosis), idealmente antes de los seis meses post-radioterapia, pero puede ser útil en casos más crónicos.
Para neuropatías radioinducidas y necrosis cerebral, se aplica OTHB a una presión de 1,5 a 2,0 atmósferas absolutas (ATA), durante 60 minutos por sesión, en ciclos de 30 a 40 sesiones, ajustando el número según la respuesta y la gravedad clínica.
En radiolesiones laríngeas severas, el protocolo consiste en sesiones a 2,0 ATA durante 120 minutos, realizándose dos sesiones diarias al principio y luego continuando con una sesión diaria hasta completar entre 40 y 80 sesiones, de acuerdo con la severidad y la evolución del paciente.

El objetivo es reducir la fibrosis, promover la neurogénesis y la remielinización, restaurar la microvasculatura, disminuir los mediadores inflamatorios (TNF-α, IL-1β) y acelerar la cicatrización de cartílagos y mucosas, preservando la función y evitando intervenciones quirúrgicas mayores. Todos los protocolos se integran junto a la terapia oncológica, el desbridamiento quirúrgico y el uso de corticoides y antibióticos según cada caso.

Seguridad oncológica: ¿La OTHB estimula los tumores?

Estudios experimentales y revisiones clínicas confirman que la OTHB no aumenta la tasa de recurrencia tumoral ni favorece metástasis. De hecho, cuando se utiliza en sinergia junto a nitroimidazoles, potencia el efecto de la radioterapia y conserva el tejido sano, sin incrementar el riesgo oncológico.

Mecanismos terapéuticos destacados

  • Reducción de fibrosis perineural: Inhibición de TGF-β y restauración de la conducción nerviosa en lesiones nerviosas.

  • Neurogénesis y angiogénesis: Estimulación de progenitores celulares y regeneración de cartílago y mucosa.

  • Antiinflamación y protección tisular: Disminución de citocinas proinflamatorias y promoción de IL-10, lo que limita el daño secundario.

  • Seguridad en la práctica oncológica: No promueve crecimiento tumoral y, combinada con la radioterapia, puede aumentar el efecto citotóxico en tumores de cabeza y cuello sin dañar tejidos adyacentes.

Preguntas frecuentes sobre OTHB en radiolesiones

¿Qué radiolesiones se benefician de la OTHB?
Neuropatías periféricas (plexopatía braquial), neuropatía óptica, necrosis cerebral y necrosis laríngea tras radioterapia.

¿Cuándo debe iniciarse la OTHB?
En cuanto aparecen los primeros síntomas o signos radiológicos de daño tisular, idealmente antes de seis meses, pero aún es útil en casos tardíos.

¿Qué presión y duración son las óptimas?
Entre 1,5 y 2,0 ATA durante 60 a 120 minutos, ajustando el número total de sesiones (de 30 a 80) según la gravedad del caso y la respuesta.

¿Es segura en pacientes con antecedentes de cáncer?
Sí, la OTHB no incrementa el riesgo de recidiva y puede potenciar la radioterapia cuando se emplea con sensibilizadores.

¿Cómo se integra con otros tratamientos?
Se usa en conjunto con cirugía, corticoides y antibióticos, y puede evitar cirugías mayores en necrosis laríngea.

Resumen técnico (Take-home Message)

  • La OTHB reduce fibrosis, protege nervios y promueve neurogénesis en radiolesiones.

  • Potencia la reparación cartilaginosa y mucosa, preservando funciones vitales como la fonación y la deglución.

  • Su perfil oncológico es seguro y puede incluso potenciar el efecto de la radioterapia al combinarse con nitroimidazoles.

  • Protocolo eficaz: 1,5–2,0 ATA × 60–120 minutos, de 30 a 80 sesiones según el tipo y severidad de la lesión.

  • Todo el abordaje se basa en evidencia clínica y experimental sobre radiotoxicidades en sistema nervioso central y vía aerodigestiva alta.

La OTHB representa hoy una herramienta esencial, segura y potente para revertir las secuelas de la radioterapia y mejorar la calidad de vida en supervivientes oncológicos, integrándose con éxito en los protocolos multidisciplinarios de atención avanzada